El ruibarbo cuyo nombre científico es Rheum rhabarbarum, es una verdura amarga y colorida que muchas personas consumen como fruta. Sin embargo, aunque su popularidad ha aumentado en los últimos años, esta sigue siendo poco apreciada y solo forma parte de la dieta diaria de una pequeña minoría de la población.
Si bien es poco conocida, esta verdura está presente en Europa, América y Asia, y quienes la consumen han logrado encontrar las mejores maneras de prepararla.
Características del ruibarbo
Esta es originaria de Asia, pero en la actualidad crece en diferentes países, siendo Estados Unidos uno en los que más se produce. Posee un distintivo color rojizo y un sabor peculiarmente amargo. Su parte comestible es el tallo, el cual es carnoso, amargo, ligeramente dulce y posee un color rojo que puede variar de brillante a pálido. Estos suelen tener una textura y consistencia muy similar a la del apio.
La planta prefiere los climas fríos para desarrollarse, en la primavera a finales de abril las hojas alcanzan su punto máximo de desarrollo.
Se sabe que los primeros en usar esta planta fueron las civilizaciones antiguas, pues en la antigua China se usaba en la medicina tradicional, mientras que los griegos, árabes y romanos la consumían en su dieta.
En la actualidad suele ser usada en diferentes platillos, pero principalmente se cocina para convertirla en compota, mermelada e incluso en bebidas. Por su particular sabor entre amargo, agrio y dulce pocas personas prefieren consumirlo crudo.
Propiedades nutricionales del ruibarbo
Su parte comestible que es el tallo carnoso contiene antocianinas, sustancia que es la responsable de otorgarle su brillante color rojizo. Este es un flavonoide que también está presente en otras verduras y frutos como las uvas y las ciruelas.
También posee una alta concentración de vitamina K. Si consumimos media taza de ruibarbo cocido le estamos proporcionando al cuerpo ⅓ de lo que recomiendan los nutricionistas de esta vitamina en la ingesta diaria. Además contiene dosis importantes de vitamina C (6 % del consumo recomendado diariamente).
Una porción de 100 gramos de ruibarbo, tiene cantidades aceptables de calcio, pero este no es apto para ser absorbido por el organismo, ya que se encuentra en forma de oxalato de calcio, que es un antinutriente.
Pese a ser tan rico en nutrientes, este solo aporta un índice calórico de 21 kcal por cada 100 gramos.
Las hojas de esta planta son venenosas, porque contienen cantidades muy elevadas de una sustancia llamada ácido oxálico que aunque en cantidades bajas no es dañina, su concentración en ellas sí resulta peligrosa.
Beneficios del ruibarbo para la salud
1. Ayuda a mantener huesos sanos
Este es un beneficio que no es responsabilidad del calcio que contiene, pues este no se puede absorber eficientemente. La salud de los huesos se refuerza gracias a las altas concentraciones de vitamina K que posee, ya que esta interviene en la regeneración de las células óseas. También ayuda a prevenir problemas como la osteoporosis.
2. Reduce los niveles de colesterol
Cada 100 gramos de ruibarbo contiene casi 2 gramos de fibra en total. Esto es beneficioso porque la fibra ayuda a movilizar las grasas y a evitar la conversión de colesterol en el organismo. Este es un hecho certificado por varios especialistas, pues diferentes pruebas han demostrado que las personas que consumen la planta disminuyen su nivel de colesterol.
3. Ayuda a mejorar la digestión
Esta es otra de las acciones que puede lograr la fibra, ya que ayuda a evitar el estreñimiento y a mejorar la absorción de los nutrientes en el intestino.
Contraindicaciones del ruibarbo
Particularmente en las hojas del ruibarbo son tóxicas para la salud. Estas contienen cantidades muy elevadas de ácido oxálico, que es la forma más común de oxalato de calcio en las plantas. Esta sustancia en dosis pequeñas no es dañina para la salud, pero cuando se concentra como lo hace en las hojas del ruibarbo se vuelve venenosa.
Si se consumen accidentalmente estas hojas, los efectos que se consiguen son vómitos intensos y problemas digestivos. En algunos casos los efectos no están a simple vista, pues lo que provoca es la formación de cálculos renales. En casos muy raros la intoxicación por oxalato de calcio puede provocar la muerte.