Las fresas son frutas rojas muy aromáticas que se han ganado una gran popularidad en todo el mundo debido a su exquisito sabor. Forman parte de diferentes bebidas y postres, pero lo que pocos saben es que además de ser exquisitas, ácidas y dulces, también pueden aportar una gran gama de beneficios para la salud.
Estas son pequeñas y carnosas, su consumo data desde la edad media, se sabe que para entonces nuestros antepasados ya la consumían o por lo menos consumían una variante antigua de este fruto muy similar a la que podemos conseguir ahora.
Características de las fresas
Las fresas son frutos pequeños que han sido valoradas desde el pasado. De hecho, en los textos de vidio, Plinio y Virgilio, se menciona que los romanos las atesoraban como un alimento muy valioso. Además, en Francia e Inglaterra durante los siglos XIV y XV, se cultivaba una variedad de fresas de jardín.
Una variedad de fresas grandes parecidas a la que conocemos hasta ahora, surgió en Canadá en el siglo XVII y desde allí fue exportada a diferentes países de Europa. En poco tiempo llegó a Estados Unidos y posteriormente a América del sur. No obstante, la fresa que se consume actualmente proviene de Holanda y fue el resultado de un cruce entre dos variedades, en algunos lugares se conoce como fresa-piña.
De acuerdo a la botánica, las fresas no entran en la clasificación de bayas, sino que son consideradas un tipo de nuez o de fruto seco, en algunos casos denominadas frutas falsas.
La planta que da las fresas pertenece a la familia de las rosas, sus hojas crecen en forma de roseta y prefieren los climas templados para crecer. Las frutas se caracterizan por ser pequeñas y carnosas. Cuando están verdes, la pulpa es blanca y cuando maduran se vuelven rojas.
Su piel es muy fina y delicada. Posee una gran cantidad de diminutas semillas incrustadas que son comestibles.
Propiedades nutricionales de las fresas
Las fresas son una excelente fuente de vitamina C, una porción de 100 gramos puede aportar hasta 59 gramos. También tienen manganeso, ácido fólico, vitaminas B y potasio.
Se componen principalmente de agua (91 % de su peso total), contienen compuestos vegetales, antioxidantes, vitamina E, vitamina A, vitamina K, hierro y magnesio.
Estas frutas brindan todos estos nutrientes sin aportar muchas calorías, de hecho, una porción de 100 gramos solo aporta 32 kcal 0,03 gramos de grasa. Es por esta razón que su contenido de carbohidratos es muy bajo, solo aporta 7,7 gramos, entre los que destacan la fructosa, sacarosa y glucosa. Por otro lado, puede proporcionar hasta 2 gramos de fibra por cada porción.
Beneficios de las fresas
1. Mejora el sistema cardiovascular
Los polifenoles que están presentes en las fresas son compuestos vegetales que tienen la capacidad de prevenir enfermedades cardiacas en el organismo. Además una sustancia en especial, la antocianina, se cree que puede reducir las posibilidades de que una persona padezca un infarto al miocardio. Mientras que un antioxidante llamado quercetina, puede hacer que el riesgo de padecer arteriosclerosis sea menor.
2. Prevenir el cáncer
Posee antioxidantes muy poderosos que pueden proteger contra la acción de los radicales libres, esto significa que puede inhibir el crecimiento de células tumorales.
3. Regulación de azúcar en la sangre
Cuando nuestro cuerpo digiere los carbohidratos que contiene los convierte en azúcares simples, los cuales pueden hacer que la segregación de insulina se regule. En consecuencia, los picos de glucemia también se regulan.
4. Mejora la actividad digestiva
Tienen un contenido de fibra y agua que es beneficioso para nuestra salud digestiva. Pueden aumentar la frecuencia de las deposiciones y evitar problemas como el estreñimiento.
5. Regular la presión arterial
Esto es gracias al potasio que contiene, pues este puede contrarrestar la acción del sodio que es responsable del aumento de presión arterial en algunos casos.
Contraindicaciones de las fresas
Aunque este es un alimento del que rara vez se obtienen reacciones alérgicas, en ocasiones los niños pequeños no pueden digerirla y experimentan síntomas asociados a una afección llamada alergia al polen a los alimentos.
Estos incluyen sensación de hormigueo en la boca, hinchazón en la boca, labios o garganta, pudiendo en algunos casos severos llegar a provocar problemas respiratorios graves.
Además de ellos, poseen un compuesto llamado bociógenos, el cual puede interferir con la producción hormonal de la glándula tiroides en personas que suelen tener patologías asociadas a esta.